Más juego, más movimiento, más infancia en niños con Autismo

  • Prof. Eduardo Sotelo

Es raro como todavía uno puede seguir leyendo títulos como “educación inclusiva: defendamos tu derecho”, “estrategias para el niño con asperger en el aula”, “hagamos un aula para todos y todas” como si la educación del niño, en una escuela, solo se redujera a un banco dentro del aula.

Esto lo podemos ver en los programas de miles de congresos, en charlas-debate y hasta en la lucha de grupos de padres y madres que tienen un hijo con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA).

Pero ¿por qué no se habla de los recreos o sobre las clases de educación física? ¿Por qué no se habla, justamente, de los momentos donde hay juego y movimiento? Dos aspectos fundamentales y distintivos de la infancia.

Viendo tanta información sobre el tema educación inclusiva, podríamos pensar que la convención de los derechos de las personas con discapacidad dedicaría varios artículos a la educación en contrapartida al juego. Sin embargo, no es así, solo hay un artículo dedicado al acceso del niño con discapacidad a la educación y, de igual manera, uno dedicado al derecho del niño al juego, el esparcimiento y los deportes. En este sentido es muy equilibrada. Enviando un mensaje fuerte a todos los adultos del mundo. Diciendo: “mira, estos son dos derechos igualmente importantes que deben tener la misma dignidad y el mismo respeto”. Sin embargo, se escucha a las familias, los profesionales, las asociaciones y a la sociedad en general decir: “tú tienes que ir de lunes a viernes a la escuela por qué es tu obligación”; “tienes que ir a las terapias para aprender las cosas necesarias para ir a la escuela” y el tiempo que le resta al niño, muchas veces, se lo terminan comiendo las pantallas. Cosa bastante problemática si las hay.

Entonces, no es tan fácil jugar siendo niño. No queda mucho tiempo para este derecho. O en el caso de niños con TEA ¿Cuándo queda tiempo para aprender a jugar? Porque encima, en este caso particular, muchos no saben jugar ni compartir con otros chicos actividades lúdico-recreativas. Problemática que repercute en toda su vida social y, como consecuencia, en la calidad de vida.

Pero ¿Por qué es tan importante jugar?

Desde el siglo pasado nuestros maestros empezando por Freud, Vygotsky, Piaget seguidos por Bruner y tantos pedagogos como Montessori y Freinet, nos ayudaron a entender que los primeros años de vida son los más importantes, pero esto es difícil de entender y sobre todo si hablamos de la infancia. Ya qué hay dos maneras de entenderla.

La primera sería de la manera que se muestra en el gráfico número 1.

La curva, en dicho gráfico, muestra en la parte vertical, el desarrollo y en la horizontal, la edad del niño. En el medio, tenemos a los 6-8 años. ¿Qué nos está queriendo decir está curva? Y, nos dice muchas cosas. Por ejemplo, nos dice que el niño cuando nace es pequeño, no sabe nada y no sabe hacer nada. Esta condición va a seguir por varios años, que son años de espera, hasta que llega el momento de la subida que se relaciona con lo que antes se llamaba la edad de la razón. Es, en ese momento, cuando empiezan los aprendizajes y coincide con la entrada a la escuela primaria.

Esta curva lo que nos indica es que lo más importante está, siempre, por venir. Por este motivo, cada punto de la curva es más alto del que la precede y más bajo de lo que la sigue. Así, entonces, hay que preparar al niño para lo que viene, para su futuro ¿Y en su futuro cómo será? Será como nosotros, los adultos, y cómo resultado nos proponemos como modelos.

Claro, pero es un proyecto educativo muy conservador porque para mañana proponemos el modelo de ahora, que es de ayer. Qué raro todo, ¿no? Por este motivo cada nivel del sistema educativo prepara al próximo. La educación inicial para la primaria, la primaria para la secundaria, la secundaria para la universidad.

Claramente esta curva no la comparto. Opino que no es correcta, no describe el desarrollo de un niño. La ciencia nos dice que la curva o las curvas verdaderas del desarrollo deberían ser distintas. Y si vemos el gráfico número 2 podremos ver la diferencia.

Muchas de las curvas empiezan antes del nacimiento. Esta imagen dice lo contrario de la otra. Nos muestra que lo más importante ya ocurrió y esto nos cambia todo lo que veníamos diciendo en la imagen anterior. Por lo tanto, lo que tenemos que hacer es no perder lo importante, de lo que ya ocurrió. Significa que el niño va construyendo cosas de suma importancia sin que nosotros nos demos cuenta y sin que él se dé cuenta. Significa que las etapas más importantes a nivel educativo son las primeras. Y entonces, cabe la pregunta: ¿quién tiene la culpa o el mérito de este crecimiento tan fuerte y tan rápido en estos primeros días, meses y años de vida? ¡Claramente, Juego y movimiento!

Mucho antes de entrar en un aula escolar, antes de tener un maestro, un libro de texto, un método de estudio o de aprendizaje. Los niños construyen los cimientos, las bases con las cuales deberán ir desarrollándose y con las cuales deberán desenvolverse durante toda la vida. Y si no hay cimientos, no se construye nada. Estos cimientos se construyen con movimiento y juego motor. Por este motivo, es verdaderamente importante, darnos cuenta del papel que juegan el movimiento y el juego motor en la vida de los niños con autismo. Por este motivo debemos mostrarle más importancia a momentos como el recreo o la clase de educación física en la escuela.

Pero he aquí otro gran problema. Para muchos la educación física es considerada como algo parecido al recreo, justamente, sin “ningún valor académico”, donde el niño juega y la pasa bien pero no aprende nada importante. Y en realidad está disciplina pretende un desarrollo integral y armónico del niño a través del cuerpo y el movimiento, usando como medios de aprendizaje actividades y juegos motores.

La educación física puede mejorar la calidad de vida de los niños con TEA porque a través de ella disminuye el nivel de estrés, mejora al sistema propioceptivo y vestibular, aumenta la capacidad de atención y mejora estado de ánimo. Pero lo más importante es que, a través de la educación física, los niños con TEA pueden tener la posibilidad de aprender a jugar. Y así, ampliar los espacios de participación social. Porque si nos ponemos a pensar, en un cumpleaños, en un club social, en el recreo y en las plazas, …, los niños se la pasan jugando.

Para ir concluyendo, vemos en la sociedad actual dos grandes mitos que dificultan que: En primer lugar, los derechos de los niños con TEA sean respetados; y, en segundo lugar, que actividades como la educación física y el juego motor no sean consideradas importantes para el seno la comunidad porque son actividades divertidas pero vacías de contenido donde los niños no aprenderán nada importante. Impactando directamente en la calidad de vida de los niños.

Entonces, ¿Qué esperas? ¿Enseñamos a jugar a los niños, incluyendo a todos los que están en el espectro del autismo? ¿Revaloramos el papel del movimiento y el juego motor en el desarrollo infantil? ¿Respetaremos sus derechos?

¡Volvamos a ser niños, Volvamos a jugar!

Bibliografía

* Idea principal y fragmentos extraídos de la conferencia brindada por Francesco Tonucci en Rosario para la Fundación Arcor en 2014. youtu.be/cyGuCkcl5PI

* Emerging Executive Functioning and Motor Development in Infants at High and Low Risk for Autism Spectrum Disorder (St John T, et al. Front Psychol. 2016). doi.org/10.3389/fpsyg.2016.01016

* Damaging Mutations are Associated with Diminished Motor Skills and IQ in Children on the Autism Spectrum (Andreas Buja, 2017). doi.org/10.1101/141200

 

FUENTE: Autismo DIario