María expulsada al país de las maravillas. ‘’Repensar la educación física escolar’’

  • Prof. Eduardo Sotelo

María no fue calificada en la clase de educación física. ¿El motivo?  No participa. La niña de 6 años llega y corre. Corre y corre, corre sin parar. Corre sin hacerle caso a nadie. Corre, como si se fuera a escapar vaya a saber uno de quien. Corre y molesta, Corre e irrumpe, corre e interrumpe, no habla, no presta atención, solo corre, corre y corre.

La profesora expresa no poder hacer nada, no sabe cómo calificarla y siente que este contexto no la ayuda y que tal vez sería mejor que fuese una escuela especial. Allí tendría los apoyos que necesita con niños y niñas ‘’iguales’’ a ella. Maria, expulsada al país de las maravillas por ser ‘’diferente’’, ‘’especial’’, ‘’distinta’’, ‘’particular’’, ‘’extranjera’’, en esa clase de educación física.

El filósofo fracés Jean Luck Nancy, dice en su libro “El Intruso”: 

''El intruso se introduce por fuerza, por sorpresa, por astucia; en todo caso, sin derecho y sin haber sido admitido de antemano. (…) su llegada no cesa: él sigue llegando y eso no deja de ser en algún aspecto una intrusión: es decir, carece de derecho y de familiaridad, de acostumbramiento. En vez de ser una molestia, es una perturbación en la intimidad.''

Jean Luck Nancy “El Intruso”

Intimidad en el patio donde los cuerpos se mueven al son de una disciplina,  instrucción, juego o, en todo caso, de dispositivos articulados por normas sociales que le dan sentido a todo lo anterior. En todo caso, ¿Qué es un lanzamiento de dos puntos en el balocesto?

Toma sentido el lanzamiento de dos puntos en relación al sentido del sistema de reglas “coherentes”, al interior del cual un área es un área y un lanzamiento dentro de esa área vale dos puntos. Pero, en realidad, un área no es un área sino una marca en el piso de un color determinado. ¿Y qué es un lanzamiento de dos puntos en el baloncesto sino más que una persona lanzando un objeto redondo que rebota en el piso e intentado que ingrese por el medio de un fierro circular que está ubicado en un lugar y altura determinada? En este mismo sentido, el baloncesto no es baloncesto, sino personas peleándose por un objeto e intentando penetrar el fierro circular del otro lo más posible. Osea, al interior del dispositivo de normas llamadas baloncesto, el área es un área y el lanzamiento dentro de esa área, vale dos puntos.

En este punto me pregunto ¿Qué dispositivos han intervenido nuestra subjetividad como profes y le dan sentido a lo que hoy la sociedad concibe como educación física escolar? ¿Cómo llega a construirse y naturalizarse la noción de cuerpo normal y anormal en nuestras clases? ¿Cómo podemos intervenir estos dispositivos para ampliar estas nociones y llegar a todos, todas y todes?

Ya es sabido que en el siglo XIX y a principios del siglo XX en occidente la escuela ha servido a la construcción del ser nacional. Un ideal de cuerpo que se distinguía por sobre otros y que, en este sentido, la educación física hizo su aporte. En la Argentina y como bien expresa el investigador en educación Pablo Scharagrodsky en su articulo el Sistema Argentino de Educación Física. Entre el cientificismo, la higienización, el eclecticismo y la argentinidad:

La tradición ‘’romerista’’ – Romero Brest padre de la educación fisica Argentina – contribuyó a instalar un imaginario corporal que con el tiempo se consolidó. El niño argentino en la escuela y fuera de ella se distinguía rápidamente. Tenía una movilidad particular la cual estaba condensada por un conjunto de juicios valorativos que agigantaron las posibilidades corporales frente al niño extranjero. La agilidad asombrosa, la velocidad, la elegancia y la destreza fueron los rasgos distintivos del muchacho argentino. (…) Si la institución escolar colaboró muy fuertemente en este proceso incorporando e integrando a los supuestamente ‘‘normales’’ en una comunidad imaginada y expulsando a los física y moralmente ‘‘anormales’’, la educación física aportó su granito de arena a dicho proceso participando activamente en la definición de un cuerpo argentino, muy especialmente, masculino.’’

Si en el baloncesto vemos un dispositivo de normas que le dan sentido al deporte, vemos otra propuesta en la idea que se construyó de cuerpo normal en la clase de educación física. Estos dispositivos son los que trazaron la línea de lo que está bien o está mal, de lo bueno y lo malo, de lo deseable e indeseable en nuestras clases. De la discriminación y segregación de ciertos cuerpos, de ciertos niños, niñas y niñes. Si “le gorde va al arco, el puto estorba, la mujer es débil y no tiene carácter para los deportes;  si no entendés el juego sos arbitro, si no haces caso…” Claro, está la escuela especial. La escuela para anormales, para los que están fuera de la ‘’norma’’. La escuela para los que no encajan. ¿Dónde no encajan? ¿En una caja? ¿Nuestras clases son una caja? ¿O pueden ser otra cosa?

Tal vez no haya que pensar en una forma. Tal vez no haya que pensar en un cuerpo. Tal vez sea la hora de empezar a descubrir que pueden haber infinidades de formas, de cuerpos, de géneros. Infinidades de movimientos, chicos, chicas y chiques. Ya que tal vez, y solo tal vez, las corridas de Maria sean solo intentos desesperados por interrumpir la inercia que la excluye de la clase de educación física escolar y nos desafía a pensar otras alternativas, otras realidades posibles, otras clases de educación física en la escuela. En las escuelas.

Claro, que si pensamos en nuestras clases tal vez  la solución esté en la didáctica. En (de)construir y (re)construir nuestras propuestas, planificaciones, formas de evaluar, de dar una consigna. En (re)pensar nuestras ideas para armar grupos, las maneras de vincularnos, valores, normas, creencias, miradas frente al otro intruso, intrusa o intruse.

Pensándolo bien y por un momento, no vaya a ser caso que el intruso sea yo. Yo y mis prejuicios. Yo y la imposibilidad de recibir a ese otro, otra, otre. En este caso, a María. De reconocerla, asumiendo nuestras diferencias sin que esto implique que la discrimine o estigmatice sino advirtiendo que el acto de reconocerla como alguien distinta a mí constituye una riqueza social inconmensurable y puede ayudar al crecimiento de todes.

María solo es María, una niña. En un mundo, a construir y sea de maravillas.

 

FUENTE: www.vultura.com.ar

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